domingo, 13 de diciembre de 2009

Prácticas individuales

Algo q define mi estilo como músico es la versatilidad que con el paso del tiempo voy adquiriendo. Seguramente, estaría lejos de mi alcance pensar en esto si no hubiera implementado mi propio plan de prácticas. Hoy se encuentran disponibles muchos recursos que podemos aprovechar los que queremos mejorar nuestras habilidades.
Los libros especializados en determinado estilo abundan, existen las revistas para cada instrumento, por lo general, con CD incluido, y por si fuera poco hay videos con tutoriales en cualquier página web. Cualquiera de estos recursos es bueno para estimular la mente musical y acercarnos progresos importantes si los incorporamos en un régimen de prácticas individuales.

Para comenzar, hay que reconocer dónde estamos parados y dónde queremos llegar. Yo particularmente, tengo la idea de que uno tiene que plantearse objetivos y orientar las prácticas hacia el mismo.
Por ejemplo, muchos no saben leer música, otros no saben improvisar, algunos quieren conocer acordes nuevos e inversiones, o aprender a componer. Es importante que uno se tome el tiempo necesario para evaluar estos puntos, así se evitan molestias. Para los que asisten a un profesor, es bueno comunicarles los objetivos.

Hecho lo anterior, el siguiente paso es determinar qué tipo de recursos vamos a utilizar en nuestras prácticas.
Por ejemplo, para entrenar el oído, improvisar, o tocar en bandas, lo más recomendable son los CD's. Hay muchos que incluyen ejercicios para "tocar con". Si lo que queremos es ampliar nuestro conocimiento sobre la teoría musical o incrementar nuestra habilidad en general, podemos utilizar recursos literarios. Y si lo que necesitamos es centrarnos en la técnica, o buscar inspiración para componer, los videos son una herramienta por de más de útil.
Es importante que conozcamos todo lo que tenemos a nuestro alcance para trazar nuestra guía de prácticas y encontrar el sistema que mejor nos funcione.

No hay que olvidar que lo que más sirve es practicar, tocar. Esa es la mejor forma de aprender. Sea sólos, como invitado con otros músicos, o con una banda fija. Prestar atención a los músicos y bandas en vivo es otro elemento que hay que sumar. Escuchar mucha música, y escuchar las canciones o discos que nos gustan con mayor atención de la normal, y también conocer música nueva. Todo lo que hagamos sirve, por supuesto.

En particular, mi método de práctica, el mismo que utilizo para enseñar, consta de varias partes que se interrelacionan.
Yo dedico unos minutos a leer noticias musicales todos los días, curiosidades sobre músicos y bandas, actuales e históricas, conocidas y otras no tanto, locales e internacionales. Mientras leo, estoy constantemente escuchando música; mis gustos son variados, pero en lo que refiere a mi instrumento base, los teclados, tengo preferencias por escuchar Dream Theater, Nightwish, The Doors, Charly García, Andrés Calamaro, Catupecu Machu. Siempre trato de visualizar mentalmente lo que hace el que está tocando. Trato de poner mentalmente las manos sobre el instrumento e imaginar cómo se van moviendo los dedos allí a medida que la canción suena. Si tengo alguna canción que no conozco, por lo general, trato de "predecir" adónde irá el siguiente movimiento. Encuentro interesante también leer la historia de algunos músicos o bandas, como así también, leer sobre los instrumentos y las novedades que van surgiendo y se incorporan a los mismos.
Para perfeccionar la técnica, o mejor dicho, desarrollar mi propia técnica trato de incorporar nuevos conocimientos continuamente. Estudiar la teoría musical es una fuente inagotable de ideas prácticas para avanzar sobre una técnica, única en cada músico. Yo soy defensor de que cada uno tiene su propio estilo para tocar, y creo que si basamos nuestra forma de tocar el instrumento en la teoría y la técnica que se desarrolla a partir de allí, no hay parámetros para medir la ejecución, sino que se van a marcar matices de estilos derivadas de las preferencias y la técnica desarrolladas. A este tipo de prácticas le suelo dedicar, por una cuestión personal, no más de media hora por día, y dos horas en fines de semana.
Un punto muy importante es la adquisición de un buen oído musical. Esto no se refiere a gustos particulares ni intereses sobre un estilo de música, sino más bien, el entrenamiento del oído para, en primer lugar, identificar los sonidos y relacionarlos con las notas, interpretar los acordes y las escalas, para finalmente poder escuchar una pieza musical y luego ejecutarla con sencillez. A esto le dedico siempre una hora los fines de semana. Tocar con los ojos cerrados es un gran recurso para conocer la posición de los dedos y la ubicación de cada nota en el instrumento.
Los ritmos siempre van de la mano con la velocidad de un tema, y son muy interesantes de estudiar, no tanto en la cuestión teórica, sino más bien en lo que refiere a los bpm. Para esto, yo estoy continuamente, ya casi inconscientemente, midiendo todos mis movimientos sobre el teclado en "múltiplos". Sí, me escucharán seguido repetir que "la música es lógica" y es "pura matemática". Por definición, la duración de los tiempos son múltiplos (recordar: redonda 4 tiempos, blanca 2, negra 1, corchea 1/2, semicorchea 1/4, fusa 1/8, semifusa 1/16), así que a veces, al tocar, suelo aumentar o disminuir el tempo según mi interés. Y, claro está, el desafío automático es seguir respetando la velocidad. Yo pienso que relacionar cada nota, por ejemplo, con otro de los instrumentos de acompañamiento es lo mejor; si no existen otros instrumentos, se pueden utilizar metrónomos, acompañamientos automáticos de los teclados, pedaleras, o computadoras; en caso de no querer o no poder hacerlo (yo ya desistí de hacerlo para mis prácticas), tratar de "marcar" el tempo con un leve movimiento de un pie, o con la cabeza, o seguirlo mentalmente suelen ser los recursos más utilizados. En estos casos hay que tratar de ser constantes y regulares con las "marcas".
Cuando yo todavía iba a clases de música, me acuerdo que detestaba el solfeo. Me parecía siempre algo ridículo. Pero viéndolo de otro modo, la lectura e interpretación del lenguaje musical a tiempo real (esto es tocando, o solfeando con metrónomo) es una de las ayudas más grandes que nos podemos dar para ser más hábiles. Hoy por hoy, siendo sincero, no soy el tipo que suele escribir una canción en partituras al componer, sino que garabateo en cifrado americano en una hoja cuadriculada. Sólo escribo las partituras una vez que las piezas están terminadas, y luego las escribo en MIDI, para dejar un registro musical en la computadora. Pero la habilidad de poder leer e interpretar juega un papel importante en la vida del músico. No es una de las cosas más interesantes que tenga el aprendizaje, pero por lo general, le doy media hora por semana a esto.
Una de las cosas más lindas que se pueden disfrutar como músico es la posibilidad de sentarse a tocar con otros músicos y "zapar", improvisar partir de lo que se ocurra en el momento. Pero también sirve para poder aplicar ahí todo lo que vamos aprendiendo. Claro está que uno tiene q tener cierta práctica con esto. Mis sesiones de improvisación son la parte que más detesto. Porque es el momento donde puedo medir mis avances y conocer mis trabas, porque cuando algo sale mal ("suena mal"), así sea sólo un fraseo, un par de notas, me veo en el compromiso (autoimpuesto) de volver a empezar la improvisación desde cero. Se puede empezar eligiendo un acorde. A partir de allí, jugar con la escala. Tocar, tocar y tocar. Ver qué sirve y que no sirve. Después elegir una progresión, y también, jugar con las escalas. Hasta que, a medida que avanzamos, vamos imaginando "qué sigue a qué", y buscamos siempre la armonía. La improvisación es el paso previo a la composición. Como dije antes, ver qué sirve y qué no... Cuando encontramos algo que sirve, lo anotamos. De cualquier forma, con letras, con dibujos sueltos en el pentagrama, anotando las escalas, lo que sea que nos ayude a identificar lo que tocamos para poder repetirlo luego. Algo muy interesante es tomar canciones que no tengan una participación activa de nuestro instrumento y agregarle "cosas", a medida que el tema suena. Hacer esto es lo que nos permite llegar a componer en grupo, o solos. No hay tiempo para esto.
Como dije al principio, todos estos puntos se interrelacionan, así que no es necesario hacerlos por separado, sino que generan mejores resultados si los podemos hacer al mismo tiempo, incorporar todos lo que vamos aprendiendo en una sola sesión de prácticas, semanal. Con dos horas alcanza.
Tocar es lo que siempre hay que rescatar. Escuchar mucha música, con atención. Y disfrutar!